"¿Quién quiere quemar los residuos?"-03 - Los residuos, el nuevo petróleo

gipuzkoasinincineradora 1456133263317 Gipuzkoa Sin Incineradora | 2010-10-12 18:42

Capítulo 03 del artículo "¿Quién quiere incinerar los residuos" de Mikel Peruarena, publicado originalmente en euskara bajo el título "Zeinek erre nahi ditu hondakinak?".

Los residuos, el nuevo petróleo

Según la IEA (13), la Agencia Internacional de la Energía, la demanda de energía aumentará un 45% para el año 2030 (14). El capitalismo tiene un problema con la energía y lo quiere solucionar con residuos. No sólo con residuos, pero también con ellos. La Unión Europea ha concretado en números cuánta energía se podría generar a partir de los residuos orgánicos: para 2020, los residuos organicos podrían crear un 7% de las energías renovables, en caso de incinerarlas para generarla, y en el caso de que se compostara, si ello se realiza por digestión anaerobia. No supone una enormidad, pero algo es algo.
    “Tenemos frente a nosotros un horizonte en el que el consumo crecerá; habrá que limitar ese consumo con políticas para promover la eficiencia energética, y tendremos que asegurarla con un mix: combustibles fósiles, nucleares y renovables. Necesitamos ese mix. Sin él, no podremos dar respuesta al consumo”. Son palabras pronunciadas por Josu Jon Imaz, Presidente de Petronor, en los Cursos de Verano de la UPV del pasado año 2009. ¿Qué ocurre con el petróleo para que el presidente de una empresa que vive de su explotación reivindique la energía nuclear y las renovables? Pues que se acaba. Esta es la generación que va a ver cómo se acaba el petróleo, y es por ello que han nombrado a Imaz como responsable del departamento de Nuevas Energías de Repsol. Desde ese puesto, según contó la agencia Europa Press, Imaz “identificará oportunidades, concretará proyectos y emprenderá acciones de negocio en el campo de la bioenergía y las energías renovables”. En palabras de Repsol, se trata de promover “un futuro energético más diversificado, que no sea tan intensivo en emisiones de CO2”.
    Este año 2010, en abril, ha visitado Iruñea Luc Werring. Ex director de la Comisión de la Union Europea de Energías Renovables. El diario Berria lo entrevistó: “La energía que proviene de combustibles fósiles es realmente cara. Por lo tanto, dentro de poco tiempo, habrá que dejarla de lado”. Werring también dejó una advertencia, que merece ser tenida en consideración: “Más de la mitad del CO2 emitido proviene de la producción energética”. El petróleo ha dejado de ser un chollo, y hace falta emitir muchísimo CO2 para poder mantener la producción de energía actual. 
    Si se observan los vaivenes del Producto Interior Bruto (PIB), está claro que guardan una estrecha relación con el consumo de energía: si el PIB sube, sube también el consumo de energía –así como la cantidad de residuos y las emisiones de CO2–; y si el PIB baja, se reduce el consumo de energía –a la vez que los residuos y las emisiones de CO2–. “Necesitamos energía que sea competitiva” asegura Imaz: “Si la industria no dispone de energía competitiva, perderemos volumen y puestos de trabajo”.
    En España existe la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE). Las empresas cementeras están asociadas, entre otras, y Javier Penacho es su vicepresidente. “El precio de la energía es clave para la competitividad de las empresas de un país”, dejó escrito en el diario Cinco Días. Las energías renovables no tienen un porvenir claro, al menos para los que necesitan un alto nivel de consumo. “La situación no es sostenible para los que tienen la energía eléctrica como materia prima principal, por ejemplo para los socios de AEGE. La competencia internacional impone los precios de compra de materias primas y los de venta de productos. Lo único que les queda es sobrevivir, invertir y hacer una gestión eficaz para el crecimiento, para no tener que pagar un sobreprecio de electricidad o de otras materias primas”. La energía es una materia prima –especialmente cara en España–, y eso encarece los productos. Se podría decir, desde el punto de vista de Penacho, que con tal de “no pagar sobreprecio en electricidad”, para las empresas de AEGE es legítimo hacer cualquier cosa, incluso quemar residuos; se juegan su supervivencia, no es ninguna broma.
    Cualquier cosa incluye impulsar la energía nuclear. “O consigues el precio de la energía nuclear en los mercados, o no podrás competir”, dijo Penacho. Es una de las ideas que llevó AEGE a las XIV jornadas sobre energía y educación: “No se puede cuestionar la prolongación del período de utilidad de las nucleares hoy en día”. Así prolongaron la vida de la central nuclear de Garoña (Burgos, España). Imaz tampoco olvida la energía nuclear: “La energía nuclear no es la solución, pero si no respondemos a las 430 centrales nucleares del mundo –muchas de ellas se acercan al final de su período de utilidad–, serán parte del problema. No soy ingenuo. No es fácil abrir una nueva instalación. Estoy hablando sobre las que existen hoy en día, sobre tecnología, sobre aumentar su capacidad…”. Jorge Sendagorta, jefe de la empresa Sener, también ha hablado claro sobre el tema: “La energía nuclear volverá con fuerza”.
    Pero los que están reivindicando la energía nuclear no son “ingenuos”, como dice Imaz. Saben que abrir nuevas plantas nucleares es caro y difícil –el año pasado, en los Cursos de Verano de la UPV, el presidente de Petronor se quejó porque Iberdrola abrirá nuevas centrales nucleares en Inglaterra y ese “conocimiento” emigrará al extranjero–. Mientras los vientos no soplen a favor de la energía nuclear, el gas y la energía eólica son las dos fuentes principales para sustituir al petróleo. El problema del gas es su carestía; el de la energía eólica, su falta de continuidad, pues no produce energía sin viento (15). Asociaciones como AEGE –sus socios consumen el 15% del total de la energía– albergan serias dudas ante el futuro que se está dibujando con el gas y las eólicas. Por eso desean la energía nuclear. Pero, si ello no es posible, las centrales de ciclo combinado también son eficaces, dado que se pueden encender y apagar cuando se desee y, de ese modo, cuando las energías renovables no puedan responder, esto es, cuando haya una gran demanda, asegurarán el abastecimiento energético. Se suele decir, por ejemplo, que son un complemento de primera para la energía eólica. Salta a la vista que quemar residuos también es útil, en tanto en cuanto mejora la “eficiencia energética”.
    Recientemente, dentro de los debates en torno al último plan de gestión de residuos de Nafarroa, se invitó a Jordi Renom, director de gestión de residuos de la Agència Catalana de Residus. Renom contempla así la incineración, tal como reza el acta de aquella reunión: “La discusión sobre la incineración debe llevarse a cabo en el marco de la transición de los residuos a la energía. No se puede plantear si incineración sí o si incineración no. Hay que situarla en el marco de la crisis energética y el cambio climático”. Carlos Martinez Orgado,  presidente de ISR, abundó en la misma idea en aquellos encuentros: “[La incineración] es una alternativa a los combustibles fósiles y ayuda en la lucha contra el cambio climático”.
    También el Gobierno español tiene claro que los residuos son el nuevo petróleo. El borrador de su nuevo plan de energías renovables para el período 2011-2020 incluye un apartado con el título “Biomasa, biogás y residuos”. El Gobierno tiene claro que los residuos, también los orgánicos, son energía; energía renovable -el plan español de residuos concreta, por ejemplo, que en el período 2006-2012 se debe ampliar en un 35% la capacidad de las plantas de incineración de residuos-. Hasta el momento han propuesto cuatro actividades en dicho apartado, entre las cuales dos se relacionan directamente con los residuos. Una de ellas se titula “fomentar el desvío de los vertederos de la fracción incinerable de residuos”; la otra “crear un registro de combustibles sólidos recuperados”. El objetivo del primer apartado es claro: reducir la cantidad de residuos arrojados hoy en día a los vertederos, y fomentar la “valorización energética”. El Gobierno también ha explicado por qué quiere crear el segundo registro: “Crear un mercado de combustibles provenientes de residuos”. Es decir, que los que quieran utilizar residuos como combustible, puedan acudir a un registro para analizar dónde pueden comprarlos. Esto nos trae a la memoria el fuel RDF derivado de los residuos del que habló hace nueve años el CER, y los experimentos realizados en esa vía por la Mancomunidad de Sasieta.
   El borrador del plan del gobierno español para las energías renovables se refiere así al presunto aumento de los residuos: “Se ha entendido que, en el sector del cemento, el uso de residuos como combustible tendrá un crecimiento significativo”. El Gobierno dice, además, que aparecerán “nuevos actores” para fomentar la “valorización” durante la próxima década. Parece que los proyectos de incineradoras en marcha actualmente no serán suficientes, según el Gobierno, puesto que afirma que harán falta “más plantas incineradoras de lo previsto inicialmente”. Y cita la “complejidad de los tramites administrativos” que padecen los proyectos de construcción de nuevas plantas de incineradoras. Podemos pensar, por tanto –no es sino una conclusión lógica–, que el Gobierno querrá agilizar la “complejidad de los tramites administrativos”, ya que hacen falta “más plantas incineradoras de lo previsto”. Queda clara la tendencia de la administración pública durante la siguiente década, a menos que las cosas cambien.

Otro dato a tener en cuenta, el que proporcionó Josu Jon Imaz: "En los lugares que disponen de fuentes de energía no hay consumo, y donde allí se consume faltan las fuentes de energía". El suministro de energía acarreará muchos conflictos en el futuro, si es que no los está produciendo ya -no hay más que recordar las guerras de Irak y Afganistán y los problemas surgidos entre Europa y Rusia a causa del suministro de gas-. No hablemos ya de Euskal Herria, una nación pequeña y con pocos recursos de este tipo. En 2008, la energía producida en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa sólo supuso el 5,5% de la consumida aquí. Lo que significa que el 94% hubo de ser importado. Es un dato proporcionado por el Ente Vasco de Energía, que matizó que en él no se recoge lo producido por la planta de Petronor ni la planta de gas de Bahia Bizkaia; sí incluye, sin embargo, ese 5,5% la energía producida por la incineradora Zabalgarbi.
    Analizado el contexto, se ve a las claras que los residuos son petróleo, el nuevo oro negro; más si cabe en un país como Euskal Herria, con indices de consumo muy altos y muy escasas fuentes energéticas. La industria se ha percatado de ello, pero... ¿Y la ciudadanía? ¿Qué saben los ciudadanos acerca de este debate? AEGE hizo una pregunta memorable hace dos años, en las jornadas Energía y sociedad: “¿Está realmente preparada la sociedad para saber todo lo necesario acerca de estos temas y para decidir sobre algo tan complejo?”. No, la gente es tonta. Por eso no entiende por qué hay que quemar residuos.

NOTAS:
(13) International Energy Agency, en sus siglas en inglés.
(14) Medido en petróleo, el mundo pasará de consumir 11.700 toneladas de petróleo hoy, a consumir el equivalente a 17.000 toneladas en 2030, según la IEA. El imparable consumo de China, India y Brasil acarreará ese crecimiento generalizado, si es que el mundo es capaz de soportarlo.
(15) La línea de alta tensión que quiere construir la Red Eléctrica Española (REE) entre Castejon y Gasteiz se adecua, en cierta medida, a esa necesidad. Se intuye el objetivo de dar una salida rápida a la energía que se espera generarán las renovables.

Notas de los traductores:
a) La traducción a partir del original en lengua vasca ha sido realizada por un grupo de voluntarios para este blog, que es quien responde por su calidad.
b) Las citas textuales de declaraciones y documentos han sido formuladas casi siempre en castellano, pero en la versión de este blog han sido reconstruidas a partir de su versión en euskara.  


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